¿Qué hacer para conseguir que nuestra vida sea feliz o infeliz, exitosa o fracasada, para qué podamos encontrar el equilibrio que nos da la paz?

Nuestros pensamientos son los responsables de quiénes somos y, cómo nos sentimos, imprimen nuestro sello de identidad; son los que determinan el nivel de autoestima y, son ellos, la clave de la felicidad.

Cuando nos encontramos con nuestros pensamientos, diciéndonos a nosotros mismos, que lo que hacemos y somos no es suficiente o no sirve,  lo único que conseguimos, es dañar la propia esencia. Nuestras valoraciones pueden abrir o cerrar las puertas de poder ser más o menos felices.

Se supone que todas las personas deberían sentirse capaces y valiosas para gozar de la vida y que deberían tener la confianza suficiente, para saber que a pesar de todo y tienen el derecho de ser felices; pero, lamentablemente, no es así.

Aunque estos sentimientos no se admiten o reconocen con facilidad, están ahí dentro. Y, es justamente ahí dentro, en dónde debemos encontrar nuestra propia valía, respeto y, amor por nosotros mismos.

La autoestima se forma principalmente en la niñez.

La forma cómo te hayan tratado, querido y valorado, influye en el desarrollo de tu autoestima. Si te has sentido querido, es más fácil que tengas una sana autoestima, pero no es determinante; existen personas que han conseguido tener éxito en la vida, a pesar de haber tenido una infancia difícil.

Siempre es posible decidir cómo deseamos seguir viviendo, si continuar inmersos en la tristeza o, ejercer nuestra capacidad y derecho de ser felices.

Desarrollar tu autoestima, aumenta tu capacidad de ser feliz y, la mejor forma, conseguirlo es buscando en nuestro interior.

El propio autoconocimiento es la base para profundizar en saber quién soy, qué quiero y qué siento.

Un profundo conocimiento sobre nuestros gustos, habilidades, pasiones, valores, ideales, características y competencias personales y, sobre lo que sentimos; nos abren las puertas de nuestro mundo interior.

Cuanto más te conoces, más te quieres y, en eso, consiste la autoestima, en saber amarnos.

“Nadie puede respirar por nosotros, nadie puede pensar por nosotros, nadie puede imponernos la fe y el amor por nosotros mismos. Puedo ser amado por mi familia, mi pareja y mis amigos, pero no amarme a mí mismo. Puedo ser admirado por mis socios y considerar no obstante que carezco de valores. Puedo proyectar una imagen de seguridad y aplomo que engañe a todo el mundo, y temblar secretamente porque me siento inútil” (Nathaniel Branden en su libro ‘Cómo mejorar su autoestima’.

Cuida tus pensamientos, es el alimento de tu autoestima. Crea pensamientos que te ayuden a desarrollar una sana autoestima y, te conduzcan a, aprender a amarte y valorarte.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies