Cuando nos sentimos perdidos, desorientados, faltos de fuerzas y, estancados en una vida que no nos gusta, es cuando nuestra propia vida no nos deja vivir.
Cuando nuestro ser no nos alcanza para hacerle frente a nuestros problemas, es cuando decimos que la vida no nos deja vivir.
Y esto pasa sobre todo, cuando no sabemos a dónde o a quién recurrir, vemos todo desde nuestra negra perspectiva y, pensamos que no nos queda otra cosa, que la resignación, que es la suerte que nos ha tocado vivir, o peor aún, nos paralizamos y solo sobrevivimos, sin poder vivir la vida que nos merecemos.
Cuando día a día, esperamos que suceda algo que nos resuelva la situación y, ese algo nunca llega y si llega, seguro que no lo vemos, porque estamos tan ciegos de dolor y desesperanza, que cualquier oportunidad que pasa junto a nosotros la desaprovechamos.
O pueda que estamos tan obsesionados en encontrar la puerta mágica que solucionará todos nuestros problemas y, no somos lo suficientemente valientes para reconocer que la solución, solo depende de nosotros mismos y, que solo tengo que querer cambiar todo lo que no me gusta y vivir la vida que me merezco vivir.
Mi vida no me deja vivir, sobre todo, cuando no podemos ser lo que queremos ser, cuando no tenemos las herramientas necesarias, para mejorar o cambiar la vida que estamos viviendo, cuando sabemos que necesitamos dar ese paso, pero aun así, nuestro ser no es capaz de desplegar sus alas y, cruzar el puente hacia aquello que necesitamos para ser felices.
¿Muchas veces sabemos donde encontrar ayuda para diversas situaciones? Por ejemplo, si nos hace falta comida, vamos al supermercado; si queremos comprar una silla nueva vamos a una tienda de muebles; si sufro una fuerte depresión, acudo al psicólogo; pero sabemos a dónde acudir cuando necesito una vida diferente.
Para conseguir la vida que quiero, debo aprender a conocerme y descubrir mis talentos; saber cómo ampliar mi consciencia; tener una visión clara de como me relaciono con los demás.
Saber identificar mis fortalezas y, aprender a mejorar o cambiar mis limitaciones; encontrar la forma más adecuada para conseguir mis objetivos, sueños y metas; descubrir mi potencial y, sobre todo, saber que soy yo, y solo yo, él o la, responsable de mis propias decisiones, porque de ellas dependerán mis actos y, nuestros actos hacen los hábitos que construyen mi vida.
El desarrollo de todo esto hará que pueda vivir la vida que quiero y, si mi ser no me alcanza para conseguirlo, con la ayuda del coaching puedo lograrlo.
Entonces os preguntaréis: ¿Qué es el Coaching? Este es, una disciplina relativamente nueva, me refiero a que poca gente sabe realmente para qué sirve, es por eso, que a través de este post, he querido ampliar un poco más su utilidad.
Es importante que sepáis que el Coaching no es una terapia, ni proceso curativo de nada, ni se trata de ningún asesoramiento psicológico.
Se trata más bien de un proceso que se desarrolla de forma confidencial, entre el coach y el cliente (coachee), basándose en conversaciones y dinámicas estructuradas, que consiguen que la persona que recurre a este proceso, pueda alcanzar la vida que desea, conseguir hacer realidad todo aquello que se propone, vivir la vida que se merece y ser feliz.
Como coach, puedo deciros que si te has dado cuenta que necesitas mejorar tu vida, pero a pesar de haberlo intentado, no puedes conseguirlo, el coaching, es una buena alternativa.
Como Coach y especialista en PNL, solo te puedo decir que todo lo que te propongas lo puedes conseguir, que tus sueños pueden hacerse realidad y, que solo necesitas desearlo. No dejes que las circunstancias decidan por ti, puedes hacer realidad tus propósitos y metas, porque tú tienes todo lo necesario para conseguirlo. Un abrazo y feliz semana.