En nuestro espacio interior podemos encontrar respuestas a algunos interrogantes que muchas veces buscamos en el exterior, preguntas como quién soy, qué busco en esta vida, cuáles son mis fortalezas y debilidades, cómo puedo ser mejor y hasta cómo tener éxito en la vida.
Dar respuesta a todas estas interrogantes nos permite poder marcar una ruta y un destino y es encontrar la solución dentro de nosotros mismos.
Conectar con uno mismo es estar en sintonía con nuestro cuerpo, nuestras emociones, percepciones, la voz de la intuición, con nuestro inconsciente y con nuestra sabiduría interior; se dice que nuestra mente usa un 7% de forma consciente y el 93% de modo inconsciente.
Es a través de la conciencia, que controlamos nuestro comportamiento, reacciones y emociones y, la mejor forma de desarrollarla es a través del autoconocimiento, de conectar con nuestro interior.
Generalmente conectamos con el exterior, tenemos la tendencia de darle mayor importancia a la razón y olvidamos la conexión más importante que es con nosotros mismos. Esta era, que nos ha tocado vivir, de tecnologías e internet, nos ha cautivado y casi no nos deja tiempo para conocernos a nosotros mismos.
Estamos enfrascados en obtener la mayor cantidad de conocimientos, cada día estamos mejor informados, somos testigos o autores de grandes proezas, pero todo esto hacia fuera y, lo peor, es que no somos conscientes de ello.
¿Hace cuanto tiempo no conectas con tu espacio interior. ¿Eres consciente del potencial que hay dentro de ti y que es a través de este que puedes llegar a conocer tu verdadera esencia, descubriendo un mundo lleno de posibilidades para mejorar y crecer como persona?
5 FORMAS PARA CONECTAR CON NUESTRO INTERIOR
1.- La Meditación
La meditación nos permite vaciar la mente, necesitamos limpiarla de todo lo que la conecta con el exterior, para que nuestro subconsciente pueda manifestarse. “La meditación, además de ayudarte a conocerte mejor es un buen camino para permanecer centrado, para poder tomar acciones en lugar de reacciones ante las diferentes situaciones a las que la vida te enfrente”( Mertxe Pasamontes)
2.- Nuestro cuerpo
Debemos estar atento a las señales que emite, aprender a captarlas y no ignorarlas. Nuestro cuerpo es el nexo entre el exterior y nuestro interior, nos habla de bienestar o malestar.
3.- El diálogo interior
Aprende a escucharte para poder cambiar lo que está mal y, poder reemplazarlo por palabras enriquecedoras. Cristina Llagostera dice que es en el diálogo interior, donde “se condensan gran parte de los pensamientos, ideas, preocupaciones y obsesiones que ocupan la mente. Estos diálogos ocurren de manera continua, seamos conscientes o no, y pueden aportar una información valiosa sobre uno mismo […] Nos sentimos muy diferentes al hablarnos de manera crítica o despectiva que si predomina un tono comprensivo y tranquilizador”.
4. Las emociones
“La emoción es ciertamente más antigua que la razón, pues constituye un tipo de inteligencia más instantánea. Si se despierta miedo o rabia, todo el cuerpo se prepara para la acción, pues ante un peligro real no hay tiempo para pensar. Sabemos que dejarse llevar por la emoción puede suponer un problema, pero ignorar o reprimir lo que se siente, también, pues la tensión emocional acumulada tiende a desbordarse. Una buena medida es mantener una conexión continua con las propias emociones, lo cual suele ser garantía de una mayor capacidad para encauzarlas. La emoción es un indicio que informa de cómo estamos viviendo algo y, bien utilizada, puede ayudar a resolver situaciones o mejorar la relación con los demás” (Cristina Llagostera)
5. El inconsciente
“La mente consciente se encarga de razonar, discriminar, analizar la información y tomar decisiones. La mente inconsciente actúa de manera totalmente distinta: controla las funciones involuntarias del organismo, capta y almacena toda la información de los sentidos y contiene la memoria emocional.
Las intuiciones, los sueños, los momentos de inspiración tienden un puente entre consciente e inconsciente. Nuestra mente almacena muchos datos, impresiones y percepciones que no conocemos, pero que en un momento dado pueden aflorar a la superficie.
Contamos con una sabiduría que va más allá de la razón, y que se muestra de manera más clara cuanto más conectamos con nosotros mismos.