Lo que dices y haces te puede conducir hacia la felicidad, o se puede volver contra ti y convertirse en tu peor desgracia. Buscamos la felicidad de diferentes formas, esperamos que alguien nos de la fórmula mágica para aplicarla, sin embargo, no nos damos cuenta de que nuestra felicidad depende de nosotros mismos, que somos el producto de nuestros actos, acciones o reacciones.
Si actuamos con mesura, reflexionando antes de decir algo o tomar una decisión, seguro que tendremos una vida más feliz y llena paz, porque no es la suerte, los hechos, o las coyunturas de la vida lo que nos hace más felices o desgraciados, sino somos nosotros mismos a través de nuestros actos que determinamos el rumbo de nuestra existencia, basta un mal actuar o una mal decir, para cambiar el rumbo de nuestro existir.
Cada uno es responsable de lo que le sucede y tiene el poder de decidir lo que quiere ser. Lo que eres hoy es el resultado de tus elecciones y decisiones del pasado. Lo que seas mañana será consecuencia de tus actos de hoy.
La soledad, el desamor y la angustia, son generadas por no saber gobernarnos a nosotros mismos, la falta de control de nuestros impulsos, ya sea al hablar, al actuar o al tomar una decisión, nos alejan día a día de la felicidad. Hace poco escuchaba quejarse a una persona de lo sola y falta de amigos que se sentía, y yo pensaba, pero si lo único que hace continuamente es buscarse enemigos, con su incontrolable carácter y su forma tan hiriente de hablar, dominada por la ira, lo único que le importa es desahogarse y dar rienda suelta a sus descontroladas emociones, aunque soy testigo de que luego se arrepiente, pero, como ya sabemos, la piedra lanzada no regresa.
La paz y felicidad depende de cada uno, son la consecuencia de nuestros actos, porque al fin y al cabo siempre somos el resultado de cada uno de ellos; seguro que todos tenemos algo de que arrepentirnos, lo importante es que aprendamos de nuestros errores para no volver a cometerlos. La responsabilidad de lo que hacemos y decimos, nos conduce a corregir aquello que está mal, enmendar y vivir de una manera responsable, poniéndonos al mando de nuestra propia existencia.
Vivir de manera responsable significa amarnos a nosotros mismos y a nuestros semejantes, ser autosuficientes, responsables y conscientes del bien y del mal. Se trata de ser felices, sin que el pasado amargue nuestro presente, sin que las malas experiencias sean un lastre en todos nuestros actos, se trata de buscar la paz en nuestro interior y con todo lo que nos rodea, se trata de encontrar un equilibrio duradero que forje los cimientos de nuestra felicidad.
Tres consejos de la web ‘Innatia’ para controlar nuestras acciones y reacciones:
- La asertividad, es la capacidad de dar tu opinión y no dejarte controlar ni manipular por los demás. Todo esto sin utilizar palabras hirientes ni buscando culpables, sino desde la conciliación, el buen entendimiento y poniendo la resolución como principio básico.
- Cuenta hasta diez antes de explotar y vuelve a pensar en frío. Lo que te propongo es que cuentes a diez en ese momento y respires hondo. Cuando hayas hecho eso, comienza a reflexionar sobre lo que es mejor para ti, lo que más te conviene. Normalmente una explosión de carácter provoca unos efectos negativos y devastadores sobre las demás personas.
- Entrenamiento. Todos los músculos de nuestro cuerpo necesitan ejercitarse, y nos olvidamos de que el cerebro también es un músculo. Y que el primer día no podemos hacer un triple salto mortal, pero con un entrenamiento frecuente, podremos lograr maravillas.
Para terminar os dejo una reflexión de Bernabé Tierno, psicólogo, terapeuta y autor del libro ‘Kárate Mental’: “Cualquier persona que tenga grabado a fuego en su mente y su corazón que sus actos tienen consecuencias y que lo que haga y cómo reaccione le construye o le destruye, será ya un ser superior, humilde, divertido, positivo y bondadoso, difusor de bienestar, paz y felicidad y esencialmente sabio”
Es un recordar esto día a día, y aplicarlo en nuestras acciones
Muy cierto,la pena es que no todo el mundo es consciente de ello, pero bueno… Gracias por recordarlo y difundirlo, espero que lo lea mucha gente.
Un abrazo!
Mónica