El 28 de junio de 2012 la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar el 20 de marzo el Día Internacional de la Felicidad, después de que el primer ministro de Bután, Jigme Thinley, solicitara su celebración.

En Bután, se ha sustituido el tradicional Producto Interior Bruto (PIB), por un índice de Felicidad Nacional Bruta, es decir han reconocido la importancia de la felicidad de sus habitantes por encima de sus ingresos nacionales.

Bután es una pequeña y montañosa nación budista del sur de Asia, localizada en la cordillera del Himalaya entre India y China, con unos 2 millones de habitantes, que a pesar de su precariedad económica, el 68% de sus habitantes se consideran felices.  El diario ABC.ES, publica en uno de sus artículos: “Al menos hasta el año pasado, este país asiático era el más feliz de su continente y el octavo del mundo, según Business Week”.

¿Os pregunto, creen que era necesario tener un día mundial de la felicidad? Yo creo que sí, lamentablemente muchos tendemos a aplazar nuestra felicidad presente, pensamos que ya habrá tiempo para disfrutarla y, que ahora tenemos cosas más importantes que hacer o de conseguir.

Por eso, pienso que aunque sea una vez al año, el mundo se verá obligado a recordar la importancia de ser felices. Hay un pensamiento que dice “nadie logra comprender la propia felicidad, hasta que la ha perdido y advierte que ya es demasiado tarde para hacer lo que debía hacer y no se hizo”.

Muchas veces dejamos pasar los mejores años de nuestra vida, ajenos a todo lo que puede darnos felicidad, como la familia, los amigos, nuestro esparcimiento, hasta el tiempo necesario para ayudar a otros.

Muchas personas están siempre absortos en conseguir más dinero o en acumular para el futuro, centrados en su egoísmo, dedicando el tiempo a tareas vanas como la holgazanería y el lamento por hechos pasados y se pasan los días y años sin tomar conciencia de la importancia de su felicidad.

Ser felices es tan importante como comer o dormir, debemos dedicar tiempo y medios a la solaz y al esparcimiento; todo el secreto de saber vivir, todo el secreto de la felicidad, está en gozar de la vida según ella va pasando.

Por complicada que pensemos que es nuestra vida, debemos encontrar siempre alguna cosa que en nuestra experiencia diaria enriquezca nuestra alma, porque al fin y al cabo eso es la felicidad, todos y cada uno de esos momentos de alegría y plenitud.

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